Merecen la pena los depósitos a plazo fijo en 2022

Los depósitos a plazo fijo son uno de los productos financieros más reconocibles para cualquier tipo de ahorrador. Ha sido una forma de ahorrar y obtener rentabilidad que tradicionalmente ha tenido una gran implantación. Sin embargo, en los últimos años esto ha cambiado bastante. Vamos a valorar si merece o no la pena invertir en un depósito a plazo fijo en 2022.

Para empezar, lógicamente, debemos definir el depósito a plazo fijo. Esto no es una cosa menor ya que, en los últimos años, han cambiado bastante las presentaciones de este tipo de productos. De hecho, no es raro encontrar depósitos combinados, estructurados, etc.

Cómo es una imposición a plazo fijo convencional

Las imposiciones a plazo fijo tienen un funcionamiento estandarizado. En primer lugar, depositamos el dinero en el banco o entidad de referencia que ofrece el producto. A cambio, se nos ofrece la posibilidad de obtener una rentabilidad pactada de antemano por dejar el dinero estable durante un periodo de tiempo concreto.

Por ejemplo, si un depósito nos ofrece un 2% de rentabilidad a un año de plazo, significa que para obtener ese 2% rentabilidad no deberemos movilizar el dinero en ningún momento de los 12 meses que indique el contrato.

En general se considera un modelo de inversión confiable, que aporta liquidez a los bancos, y que, a diferencia de otros modelos de inversión, no asume riesgos elevados.

Merecen la pena los depósitos en 2022

Este es un tema más complejo. Hay que señalar que los depósitos han disminuido su rentabilidad de manera muy acentuada en los últimos años. Esto ha ocurrido de forma generalizada. Si analizamos por ejemplo la presencia de depósitos bancarios en Europa vemos que las rentabilidades de hace cinco años no tienen nada que ver con las actuales, y, no digamos nada, cuando se trata de rentabilidad de hace una década.

Esto ha hecho que, en general, debido a la bajada de los tipos de interés y del precio del dinero, realmente el depósito como tal no sea hoy en día un producto excesivamente rentable. Si bien es cierto que sigue aportando elementos de seguridad y tranquilidad a cualquier inversor, fundamentalmente por la garantía de devolución, para quien está buscando rentabilidad no resulta un producto muy atractivo.

¿Esto significa que va a desaparecer como producto de ahorro? No, en absoluto. De hecho, se trata de un producto en el que muchas personas confían por encima de cualquier otro. Hay que tener en cuenta que, al tratarse de un producto garantizado, existen personas que prefieren un mínimo de rentabilidad, pero ninguna exposición para su dinero. Y obviamente, entre mantener el dinero parado en una cuenta sin ningún tipo de rentabilidad u obtener una pequeña rentabilidad sin exponer capital, prefieren esto último.

En general, los depósitos van a seguir teniendo una presencia importante: más aún, en caso de que los tipos de interés definitivamente vayan ascendiendo como parece que se prevé a no muy largo plazo, pueden volver a alcanzar cotas de rentabilidad interesantes (no tan elevadas como antaño, pero que pueden resultar atractivas para un ahorrador que pretenda pelear contra la inflación).

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