En septiembre, la inflación en México cayó al 4.66%, marcando una desaceleración que ofrece cierto alivio tanto al gobierno como a los ciudadanos. Tras varios meses de subidas de precios, este descenso refleja una tendencia que, de mantenerse, podría estabilizar la economía y mejorar el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
¿Qué factores están detrás de esta caída?
El descenso de la inflación está vinculado a la disminución de los precios en alimentos y energía, dos sectores clave que influyen en la vida cotidiana de los mexicanos. Además, las decisiones del Banco de México, con subidas constantes de los tipos de interés, han conseguido enfriar un poco la demanda, lo que ha tenido un impacto positivo en los precios.
¿Qué impacto tiene en los ciudadanos?
A pesar de esta moderación, muchas familias aún sienten las secuelas de la inflación elevada que afectó al país en meses anteriores. Los precios de productos básicos como alimentos, combustibles y servicios han sido un gran reto, especialmente para los sectores de menores ingresos. Sin embargo, con esta nueva tendencia, la expectativa es que el alivio en los precios sea más tangible en los próximos meses.
¿Qué esperar para los próximos meses?
Si la inflación sigue bajando, como pronostican algunos expertos, México podría acercarse al objetivo del 3% que marca el Banco de México. Sin embargo, este camino no está exento de riesgos, ya que factores internacionales como las fluctuaciones en los precios de las materias primas o tensiones en las cadenas de suministro podrían poner en jaque esta tendencia.