¿Tiene sentido ser un superahorrador en 2022?

La figura de los super ahorradores ha ido ganando terreno con el paso del tiempo. Aspectos como la frugalidad, el movimiento FIRE o el minimalismo financiero, se están instalando poco a poco dentro de las rutinas económicas de muchas personas. Pero, no existe una valoración generalizada sobre si tiene o no sentido este tipo de ahorro extremo en periodos como el actual.

Pensemos que, crisis, pandemia y guerras, las influencias sobre la economía en los últimos cinco años ha modificado de manera radical el panorama. De una economía global con atisbos de ascenso y crecimiento, a un entorno con grandes problemas, elevada inflación, y situación compleja.

En este contexto, el ahorro ya parece difícil, por lo que el super ahorro puede incluso parecer que no tiene sentido. Sin embargo, esto no es exactamente así.

¿Qué es el superahorro?

Para poder desarrollar con claridad si es o no adecuado el super ahorro, lógicamente, resulta necesario entender los conceptos básicos por los que se guía un super ahorrador.

Para que nos hagamos una idea, existen super ahorradores capaces de ahorrar hasta el 80% de sus ingresos brutos. Obviamente esto no es sencillo. Se trata de un ahorro extremo que obliga a una revisión absoluta de los gastos y costes que se asumen. Elimina aspectos que para otras personas son sencillamente vitales como el ocio con coste, racionaliza todos los consumos y gastos y ahorrar en aspectos como la vivienda, la ropa y la alimentación de manera extrema.

El objetivo de este tipo de ahorro es sencillo: obtener la libertad financiera a partir de un ingreso suficiente de dinero que permita ahorrar e invertir con la variante, en algunos casos, de buscar una jubilación temprana.

¿Merece la pena el superahorro?

Una de las cosas que más llama la atención de los superahorradores es que, en general, se muestran realmente seguros y convencidos de su gestión económica. Esto tiene que ver con un concepto general que ya se conoce en economía (y consumo) en el que cuantas menos necesidades se generan y menos gastos se asumen se elimina en buena medida el estrés del consumo, que en una sociedad como la actual es muy elevada.

Por tanto, la respuesta inicial a la pregunta de si es interesante un ahorro radical en momentos de crisis como la actual, la respuesta es que sí, y que, además, aquellas personas acostumbradas ahorrar de manera contundente, tienen mucho más fácil adaptarse y sobrellevar situaciones de merma de ingresos o pérdida de poder adquisitivo.

Sin embargo, no debemos engañarnos. Se trata de un modelo de ahorro dificilísimo para el que no todos estamos preparados, de hecho, para el que casi nadie está preparado. Vivir insertados en una sociedad consumista y renunciar de manera explícita al consumo es muy complejo, no imposible, pero realmente difícil sobre todo cuando no se tiene una cultura previa del ahorro.

Plantearse dar el salto de no ahorrar a hacerlo de manera extrema puede ser una idea pésima que, además, concluya con aversión al hábito del ahorro, y esto sería lo peor que puede pasar en un contexto como el actual para quien desea dar más coherencia a su economía personal.

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